Javier Moro, ganador del Premio Planeta 2011
"Pedro I forjó la independencia de Brasil y fue uno de los monarcas más pintorescos que haya existido, estuvo siempre del lado de la libertad en una época de monarquías absolutas. Fue un amante fogoso, un gran padre pero un marido terrible. Dicen que tuvo más de 120 hijos de los que reconoció a una docena. Mitad Donjuán, mitad Quijote, al final no le interesaba el poder sino la gloria". Es también la historia de su familia, que emigró de Portugal a Brasil, pues "cambiaron la capital del imperio lusitano de Lisboa a Rio de Janeiro".
La acción sucede, básicamente, ahí, "en el Río de Janeiro antiguo, que era, en realidad, muy oriental, con lo que no me he desplazado tanto de mi temática india, pues en aquel entonces los portugueses ya estaban en Macao, en Goa, en la India... y, al volver de sus viajes, traían con ellos cierta influencia de todos esos lugares".
Moro viajó al Brasil a principios del año pasado para documentarse. Antropólogo de titulación, Moro ya conocía bien el país, pues residió allí en diversos periodos a finales de los años ochenta y en la década de los noventa. En concreto, en Río se alojaba en casa de su amigo el fotógrafo, ya fallecido, Claus Meyer, en el barrio de Santa Teresa. De ahí que escribiera el libro Senderos de libertad (1995), sobre el activista medioambiental –sindicalista y cauchero– Chico Mendes, defensor de la selva amazónica. "Para hacer ese libro –explica– viajé por todo el país durante dos años. Aprendí portunhol y fui descubriendo cosas que, pensaba, un día me gustaría escribir. Una de esas historias es la del emperador". Moro, también periodista, había viajado inicialmente al Brasil para escribir un documental sobre un antropólogo y un indígena amenazados de muerte. Un guión que compró el director Ridley Scott, que lo hizo viajar varias veces más a la Amazonia para reescribirlo.
El flamante premio Planeta es un novelista de esos que otorgan un papel fundamental al trabajo de investigación y documentación. Suele partir de una historia real –como la de la bailarina española Anita Delgado, que se casó con el marajá de Kapurthala, protagonista de Pasión india (2005), su novela más exitosa– que luego novela sobre la base de los datos reales que ha recopilado. "No invento los hechos ni los personajes pero sí los diálogos, o algunas situaciones concretas. Yo no estaba presente cuando sucedieron los hechos y debo recrearlos".
Moro es una apuesta comercialmente segura. Su Pasión india ha vendido más de un millón de ejemplares en español y ha sido traducido a 17 idiomas. El sari rojo (2008), basado también en una historia verídica, vendió cerca de medio millón, y está protagonizada por una estudiante italiana, Sonia Maino –la futura Sonia Gandhi– que viaja a la India como fruto de su pasión por Rajiv Gandhi y que se verá involucrada en las intrigas familiares de los clanes que dirigen el país. Las montañas de Buda (1998), sobre el conflicto tibetano, le llevó a Moro dos años de investigación en el Tíbet, Nepal y la India. Otras de sus obras son El pie de Jaipur (1995), una historia de superación humana de unos enfermos y, en colaboración con Dominique Lapierre (su tío carnal), Era medianoche en Bhopal (2001), la historia de la mayor catástrofe industrial de la India, en 1984, con 20.000 muertos y 600.000 afectados por una fuga en una fábrica. De joven, Moro fue precisamente ayudante de su tío Lapierre y Larry Collins en las tareas de documentación para las novelas que escribían.
Leer a Moro es lo más parecido a ver una de aquellas películas de aventuras en cinemascope de los cines de antes. Para él, "la literatura es una aventura, yo lo vivo así, mi gran pasión es viajar, y escribo para tener una excusa que me permita seguir viajando. Por eso no he escrito historias ambientadas en España, ya lo haré cuando sea viejo". Moro, de 56 años, de padre español y madre francesa, viajó desde muy joven junto a su progenitor –ejecutivo de una compañía aérea– a diversos lugares de África, Asia y América. A los 17 años se fue al polo Norte a convivir con una familia de esquimales, experiencia de la que publicó un reportaje. Poco después, convivió con los indios yanomanis, en el Amazonas. Y es que otra constante de sus obras es el choque cultural. "Soy medio francés y medio español, he vivido entre dos culturas y me interesa la manera en que las personas afrontan las diferencias culturales extremas".
Moro también ha trabajado en el género audiovisual –llegó a vivir en Los Ángeles en los años 80–, produciendo las adaptaciones al cine y televisión de Crónica del alba de Ramón J. Sender, y ha sido colaborador de Eduard Punset en el programa televisivo Redes. Ha escrito, asimismo, La mundialización de la pobreza (Galaxia Gutenberg), un ensayo sobre el tercer mundo. Como reportero, ha tratado temas de denuncia, como la prostitución infantil.
La finalista del Premio Planeta 2011 fue la extremeña Inma Chacón (Zafra, 1954), hermana gemela de la también escritora Dulce Chacón –fallecida en el 2003–, con la novela Tiempo de arena, donde narra una historia ambientada en la España de fines del siglo XIX y la primera década del XX, con tres hermanas toledanas "que luchan por los derechos que aún no tienen las mujeres. Habla de reivindicaciones, de igualdad ante la educación. También hay un misterio con niños desaparecidos". Chacón publicó en el 2005 La princesa india (Alfaguara), novela sobre una princesa azteca y un conquistador español "que mi hermana Dulce soñó escribir y yo hice por ella". La sombra de Dulce –que era idéntica físicamente a Inma– se proyecta en casi todo lo que su hermana hace. En el primer poemario de Inma, Alas, dedicado a Dulce, leemos: "Te quedaste en las alas que me diste / para que yo aprendiera a volar / suspendida en el viento / de tu nombre"
A través de La Vanguardia Digital y Javi Ayén, Barcelona
Con la obra 'El imperio eres tú', el escritor español se ha llevado la 60ª edición de este prestigioso galardón | La finalista ha sido Inma Chacón, con 'Tiempo de Arena'
El premio Planeta ha optado por las aventuras exóticas para celebrar su 60.º aniversario. Un autor del grupo, de éxito comercial contrastado, Javier Moro (Madrid, 1955), especialista en alzar coloristas y documentadas aventuras ambientadas en mundos lejanos, sobre todo en la India, se ha alzado con el premio mejor dotado de las letras hispanas (601.000 euros), con la novela El imperio eres tú, que narra la historia de Pedro I, el emperador de Brasil durante la primera mitad del siglo XIX. Moro recogió el premio anoche tras una cena de gala presidida por los príncipes de Asturias en el Palau de Congressos de Catalunya."Pedro I forjó la independencia de Brasil y fue uno de los monarcas más pintorescos que haya existido, estuvo siempre del lado de la libertad en una época de monarquías absolutas. Fue un amante fogoso, un gran padre pero un marido terrible. Dicen que tuvo más de 120 hijos de los que reconoció a una docena. Mitad Donjuán, mitad Quijote, al final no le interesaba el poder sino la gloria". Es también la historia de su familia, que emigró de Portugal a Brasil, pues "cambiaron la capital del imperio lusitano de Lisboa a Rio de Janeiro".
La acción sucede, básicamente, ahí, "en el Río de Janeiro antiguo, que era, en realidad, muy oriental, con lo que no me he desplazado tanto de mi temática india, pues en aquel entonces los portugueses ya estaban en Macao, en Goa, en la India... y, al volver de sus viajes, traían con ellos cierta influencia de todos esos lugares".
Moro viajó al Brasil a principios del año pasado para documentarse. Antropólogo de titulación, Moro ya conocía bien el país, pues residió allí en diversos periodos a finales de los años ochenta y en la década de los noventa. En concreto, en Río se alojaba en casa de su amigo el fotógrafo, ya fallecido, Claus Meyer, en el barrio de Santa Teresa. De ahí que escribiera el libro Senderos de libertad (1995), sobre el activista medioambiental –sindicalista y cauchero– Chico Mendes, defensor de la selva amazónica. "Para hacer ese libro –explica– viajé por todo el país durante dos años. Aprendí portunhol y fui descubriendo cosas que, pensaba, un día me gustaría escribir. Una de esas historias es la del emperador". Moro, también periodista, había viajado inicialmente al Brasil para escribir un documental sobre un antropólogo y un indígena amenazados de muerte. Un guión que compró el director Ridley Scott, que lo hizo viajar varias veces más a la Amazonia para reescribirlo.
El flamante premio Planeta es un novelista de esos que otorgan un papel fundamental al trabajo de investigación y documentación. Suele partir de una historia real –como la de la bailarina española Anita Delgado, que se casó con el marajá de Kapurthala, protagonista de Pasión india (2005), su novela más exitosa– que luego novela sobre la base de los datos reales que ha recopilado. "No invento los hechos ni los personajes pero sí los diálogos, o algunas situaciones concretas. Yo no estaba presente cuando sucedieron los hechos y debo recrearlos".
Moro es una apuesta comercialmente segura. Su Pasión india ha vendido más de un millón de ejemplares en español y ha sido traducido a 17 idiomas. El sari rojo (2008), basado también en una historia verídica, vendió cerca de medio millón, y está protagonizada por una estudiante italiana, Sonia Maino –la futura Sonia Gandhi– que viaja a la India como fruto de su pasión por Rajiv Gandhi y que se verá involucrada en las intrigas familiares de los clanes que dirigen el país. Las montañas de Buda (1998), sobre el conflicto tibetano, le llevó a Moro dos años de investigación en el Tíbet, Nepal y la India. Otras de sus obras son El pie de Jaipur (1995), una historia de superación humana de unos enfermos y, en colaboración con Dominique Lapierre (su tío carnal), Era medianoche en Bhopal (2001), la historia de la mayor catástrofe industrial de la India, en 1984, con 20.000 muertos y 600.000 afectados por una fuga en una fábrica. De joven, Moro fue precisamente ayudante de su tío Lapierre y Larry Collins en las tareas de documentación para las novelas que escribían.
Leer a Moro es lo más parecido a ver una de aquellas películas de aventuras en cinemascope de los cines de antes. Para él, "la literatura es una aventura, yo lo vivo así, mi gran pasión es viajar, y escribo para tener una excusa que me permita seguir viajando. Por eso no he escrito historias ambientadas en España, ya lo haré cuando sea viejo". Moro, de 56 años, de padre español y madre francesa, viajó desde muy joven junto a su progenitor –ejecutivo de una compañía aérea– a diversos lugares de África, Asia y América. A los 17 años se fue al polo Norte a convivir con una familia de esquimales, experiencia de la que publicó un reportaje. Poco después, convivió con los indios yanomanis, en el Amazonas. Y es que otra constante de sus obras es el choque cultural. "Soy medio francés y medio español, he vivido entre dos culturas y me interesa la manera en que las personas afrontan las diferencias culturales extremas".
Moro también ha trabajado en el género audiovisual –llegó a vivir en Los Ángeles en los años 80–, produciendo las adaptaciones al cine y televisión de Crónica del alba de Ramón J. Sender, y ha sido colaborador de Eduard Punset en el programa televisivo Redes. Ha escrito, asimismo, La mundialización de la pobreza (Galaxia Gutenberg), un ensayo sobre el tercer mundo. Como reportero, ha tratado temas de denuncia, como la prostitución infantil.
La finalista del Premio Planeta 2011 fue la extremeña Inma Chacón (Zafra, 1954), hermana gemela de la también escritora Dulce Chacón –fallecida en el 2003–, con la novela Tiempo de arena, donde narra una historia ambientada en la España de fines del siglo XIX y la primera década del XX, con tres hermanas toledanas "que luchan por los derechos que aún no tienen las mujeres. Habla de reivindicaciones, de igualdad ante la educación. También hay un misterio con niños desaparecidos". Chacón publicó en el 2005 La princesa india (Alfaguara), novela sobre una princesa azteca y un conquistador español "que mi hermana Dulce soñó escribir y yo hice por ella". La sombra de Dulce –que era idéntica físicamente a Inma– se proyecta en casi todo lo que su hermana hace. En el primer poemario de Inma, Alas, dedicado a Dulce, leemos: "Te quedaste en las alas que me diste / para que yo aprendiera a volar / suspendida en el viento / de tu nombre"
A través de La Vanguardia Digital y Javi Ayén, Barcelona
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