Está claro que la carestía de vida afecta a todos los sectores de la vida cotidiana, como ejemplos podemos mencionar las compras de primera necesidad, la ropa, el ocio, el alojamiento, crear hijos etc. Afortunadamente, el alto coste de vida no influye solamente a países desarrollados, sino afecta más a países del tercer mundo. Y eso porque por mucho que no lo queramos, es nuestro estílo de vida que contamina, resulta al agotamiento de energía y al calentamiento del planeta. Dichas cosas provocan desastres naturales en los países subdesarrollados que no son equipados para afrontarles y, por lo tanto, se empeora su economía todavía submergida en la pobreza.
De explicar los retos que debemos afrontar por cupla del coste de vida, podríamos publicar un libro lleno de dificultades ambos personales y sociales. El petróleo es más caro, los transportes públicos también, en el trabajo hay que producir más mientras se cortan los sueldos y todos estamos protestando en las calles contra la delincuencia que surge del desempleo, la desigualdad y la pobreza. Lo que nos da mucha rabia es que la crisis económica haya sido causada por el mismo sistema político impuesto por un país ni siquiera en Europa y es el mismo sistema al que llamemos la atención para ayudarnos. Nos sentimos la amenaza de que la generacion nueva se olvidan de las creencias y las valores en las que la cultura griega está basada. Es un círculo vicioso que puede culminar a funestas concecuencias.
Las necesidades a los que no podemos renunciar son, sobre todo, el derecho en un trabajo digno y, por consiguiente, vivir sin violencia. Además, tenemos que luchar por una educación de calidad igual para todos, incluso los estudiantes en las universidades públicas griegas. Sin duda, las soluciones quedan en nuestra actitud ante el problema. Si lo vemos como una oportunidad de desarrollar como personas y como sociedad, entonces caminamos hacia un futuro mejor. Como un ejemplo, mencionamos ´la economía verde´ que puede ser solo parte de la solución para vivir mejor, con menos dinero y de modo que nuestros hijos son los herederos de un mundo sostenible.
De explicar los retos que debemos afrontar por cupla del coste de vida, podríamos publicar un libro lleno de dificultades ambos personales y sociales. El petróleo es más caro, los transportes públicos también, en el trabajo hay que producir más mientras se cortan los sueldos y todos estamos protestando en las calles contra la delincuencia que surge del desempleo, la desigualdad y la pobreza. Lo que nos da mucha rabia es que la crisis económica haya sido causada por el mismo sistema político impuesto por un país ni siquiera en Europa y es el mismo sistema al que llamemos la atención para ayudarnos. Nos sentimos la amenaza de que la generacion nueva se olvidan de las creencias y las valores en las que la cultura griega está basada. Es un círculo vicioso que puede culminar a funestas concecuencias.
Las necesidades a los que no podemos renunciar son, sobre todo, el derecho en un trabajo digno y, por consiguiente, vivir sin violencia. Además, tenemos que luchar por una educación de calidad igual para todos, incluso los estudiantes en las universidades públicas griegas. Sin duda, las soluciones quedan en nuestra actitud ante el problema. Si lo vemos como una oportunidad de desarrollar como personas y como sociedad, entonces caminamos hacia un futuro mejor. Como un ejemplo, mencionamos ´la economía verde´ que puede ser solo parte de la solución para vivir mejor, con menos dinero y de modo que nuestros hijos son los herederos de un mundo sostenible.