sábado 5 de noviembre de 2011/Publicado por LPR/http://www.nosolodeyod.com
Estando yo solita en casa una tarde...
El Diccionario de uso del español de María Moliner apareció en 1966 desmarcándose de la tradición de los diccionarios académicos del español y ofreciendo un ejemplo de cómo organizar el léxico vivo y usual del idioma de forma orgánica, con definiciones y muestra de familias lingüísticas vinculadas con las palabras definidas. Ha conocido posteriores ediciones, se ha informatizado y sigue estando muy presente en el horizonte de quien trabaja con el idioma y necesita una definición inspiradora o conocer si un determinado derivado de una palabra está o no refrendado por el uso (puedes leer el obituario que escribió de ella García Márquez aquí). El título del diccionario es bueno: corto, esclarecedor. Pero el DUE es llamado por excelencia el María Moliner. Y ahí cobra cuerpo y se encarna, cada vez que lo nombramos así, la figura colosal de una mujer que escribió tarde a tarde este diccionario durante quince años.
Hace unos meses apareció la obra biográfica El exilio interior. La vida de María Moliner escrita por Inmaculada de la Fuente (Madrid: Turner Noema) y en la reseña crítica que hicieron de este libro en un suplemento cultural se afirmaba que la obra no podía resultar demasiado arrebatadora tratándose la de María Moliner de una vida poco palpitante. Leída la obra, tengo que declarar mi absoluto desacuerdo con esa afirmación. La vida de María Moliner estuvo llena de pasión, en concreto de dos. En primer lugar, su pasión por las bibliotecas, por los archivos, por agilizar los sistemas de ordenación bibliotecaria, por sacar a los libros de los armarios, ponerlos en estanterías y hacerlos llegar al mayor número de lectores, con especial preocupación hacia las bibliotecas escolares. Como funcionaria del cuerpo de bibliotecarios tuvo mala fortuna en los primeros puestos que le asignaron y sólo en los años treinta pudo encontrar campo y cuerda para dar salida a sus ideas. Tras la Guerra Civil sufre un duro proceso de depuración y es de nuevo confinada a puestos archivísticos grises y sin posibilidad de innovar o dar salida a sus modernas ideas sobre la difusión de los libros. Es entonces cuando, como ella dice, “estando solita en casa una tarde” se da cuenta de que esa primera pasión profesional ha quedado trunca, tiene energía para desarrollar nuevos proyectos y decide escribir un diccionario real. Su segunda pasión: las palabras, a las que se entregó tarde a tarde. Barramos el tópico: no fue un ama de casa que escribió un diccionario en su cocina. Fue una mujer formadísima, con un importante puesto no político durante la República, cercenada luego en su desarrollo profesional tras la Guerra Civil, que decide exiliarse interiormente y dar salida a su energía intelectual por las tardes con el diccionario. Y eso lo cuenta muy bien esta obra.
Hace unos meses apareció la obra biográfica El exilio interior. La vida de María Moliner escrita por Inmaculada de la Fuente (Madrid: Turner Noema) y en la reseña crítica que hicieron de este libro en un suplemento cultural se afirmaba que la obra no podía resultar demasiado arrebatadora tratándose la de María Moliner de una vida poco palpitante. Leída la obra, tengo que declarar mi absoluto desacuerdo con esa afirmación. La vida de María Moliner estuvo llena de pasión, en concreto de dos. En primer lugar, su pasión por las bibliotecas, por los archivos, por agilizar los sistemas de ordenación bibliotecaria, por sacar a los libros de los armarios, ponerlos en estanterías y hacerlos llegar al mayor número de lectores, con especial preocupación hacia las bibliotecas escolares. Como funcionaria del cuerpo de bibliotecarios tuvo mala fortuna en los primeros puestos que le asignaron y sólo en los años treinta pudo encontrar campo y cuerda para dar salida a sus ideas. Tras la Guerra Civil sufre un duro proceso de depuración y es de nuevo confinada a puestos archivísticos grises y sin posibilidad de innovar o dar salida a sus modernas ideas sobre la difusión de los libros. Es entonces cuando, como ella dice, “estando solita en casa una tarde” se da cuenta de que esa primera pasión profesional ha quedado trunca, tiene energía para desarrollar nuevos proyectos y decide escribir un diccionario real. Su segunda pasión: las palabras, a las que se entregó tarde a tarde. Barramos el tópico: no fue un ama de casa que escribió un diccionario en su cocina. Fue una mujer formadísima, con un importante puesto no político durante la República, cercenada luego en su desarrollo profesional tras la Guerra Civil, que decide exiliarse interiormente y dar salida a su energía intelectual por las tardes con el diccionario. Y eso lo cuenta muy bien esta obra.
Particularmente, aporta luz a todo lo que fue María Moliner antes de ponerse a escribir un diccionario. Y también nos alumbra sobre su amistad con otros intelectuales como Rafael Lapesa, su forma de conciliar trabajo y familia, la reacción que Menéndez Pidal tuvo cuando conoció en pruebas la obra, las vicisitudes de su impresión... También es sobrecogedor el capítulo dedicado a los cargos de que se la acusó tras la Guerra Civil. Me ha gustado que incluya fotos y que no contenga notas al pie, desplazando datos sobre “fuentes y notas” a un anexo al final de la obra que se puede leer de un tirón y que dice mucho de la intrahistoria de este libro en que se ha investigado sobre la España del siglo XX a través de archivos y de entrevistas personales a quienes trataron a María Moliner o pertenecen a su familia. (Qué curioso, por cierto, que en el arbol genealógico que se hace de la lexicógrafa veamos que tuvo ocho nietas y que ninguna fue llamada “María”).
Hay artículos del María Moliner (como planta, pez, verbo, afijo) que son considerados emblemáticos por su redacción cabal y su precisión. Yo os pido que como homenaje a la lexicógrafa que nunca llegó a ser académica, dejéis un comentario transcribiendo alguna definición del DUE que os parezca llamativa o interesante o que contéis si habéis usado este diccionario, de qué forma y para qué.
Hay artículos del María Moliner (como planta, pez, verbo, afijo) que son considerados emblemáticos por su redacción cabal y su precisión. Yo os pido que como homenaje a la lexicógrafa que nunca llegó a ser académica, dejéis un comentario transcribiendo alguna definición del DUE que os parezca llamativa o interesante o que contéis si habéis usado este diccionario, de qué forma y para qué.
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