6 de marzo de 2011

¿Campo o ciudad? A favor de la ciudad. Aunque duela.


Todos reconocemos que hay una gran diferencia entre vivir en una ciudad y el pueblo. No cabe ninguna duda que esta distinción es por culpa del urbanismo. Ante todo, la causa de desarrollo urbano puede ser un gran actividad comercial que atrae mucha gente de concentrarse en las ciudades, porque hay mejor posibilidad de encontrar trabajo.
Sin embargo, vivir en la ciudad tiene talas ventajas, como inconvenientes; por ejemplo, los ciudadanos tenemos una vida con variedad, especialmente con respeto al ocio, la educación y, además, el trabajo. Podemos optar con más libertad por diferentes opciones y , de hecho, vivimos una vida más rica y completa. Por otro lado, tenemos que aguantar peor condiciones de vida, a causa de esta concentración de la gente en solo un lugar. Por ejemplo, la contaminación sonora, la de basura, la impuntualidad de los medios de transporte, los atascos, el ruido, la impersonalidad, la alienación de la gente son algunos de los problemas que forman parte de nuestra vida cotidiana. Todo esto pertenece en un ritmo de vida acelerado, a veces frenético.
Por el contrario, en el campo la gente puede disfrutar de más tiempo libre, vive en contacto con la naturaleza y, en una palabra, tiene mejor calidad de vida. En cambio, el mundo laboral, la educación y, también la cultura no están bien desarrollados. Las nuevas tecnologías pueden, en su medida justa, ayudar a ensanchar las diferencias entre formas de vida en la ciudad y el campo. Pero, más que nunca, somos testigos de una transición menos equilibrada, a la mayoría de los casos.
A mi me parece que cada persona tiene que intentar ser feliz donde viva, si no puede optar por cambiarlo. Si pudiera reinventar mi vida, elegiría vivir en una ciudad de nuevo. Es que, en el campo, habría sido fuera de lugar.